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Mindfulness y la observación corporal


Lamentablemente la vida cotidiana nos ha hecho poco conscientes de cómo nuestro cuerpo siente o experimenta. Vivimos en el cuerpo, sin embargo poco reconocemos lo que percibimos por estar viviendo en el doing mode o por estar sometidos a las cadenas de pensamientos. El ejercicio de la observación atenta del cuerpo permite investigar la manera en la que nuestro cuerpo experimenta. Pareciera fácil o algo obvio el hecho de que deberíamos poder reconocer lo que nuestro cuerpo siente o percibe, no obstante ya no sabemos cómo hacerlo o nos damos pocas oportunidades para vivir la experiencia intracorporal. El ejercicio de la observación corporal nos ayuda a prestar atención a las sensaciones físicas sentidas sin analizar o manipular el cuerpo, sino solamente reconocerlas y así ayudarnos a conectarnos con nosotros mismos de una manera mucho más amable y sin juzgar.

La observación corporal, como una herramienta para trabajar con el dolor físico, es súper útil para ver al dolor de una manera muy distinta a como normalmente nos relacionamos con éste. La realidad es que estamos acostumbrados a alejarnos del dolor con medicamentos analgésicos, con pensamientos positivos, o simplemente ignorando el dolor. El mindfulness busca reconectarse con el cuerpo para trabajar de forma distinta con el dolor físico.

Primero lo que debemos hacer es prestar mucha más atención para identificar las tensiones y así relacionarlas con el dolor. Esto permite detectar aquellas zonas en las que la tensión ha generado dolor, aquellas que permanecen innecesariamente tensas o en aquellas en las que no existe dolor. Podría parecer ilógico que queramos acercarnos y detenernos en la observación del dolor, pero podríamos intentar una nueva forma de relacionarnos con éste; más bien investigando con curiosidad y sin resistencia para lograr entenderlo de forma más fluida.

Así el segundo paso de ello es lograr trabajar con las emociones que van ligadas al dolor físico. Esa investigación amable del dolor permite posteriormente encontrar la emoción ligada a ese dolor, sobre todo en las dolencias crónicas. Poner atención plena en las emociones, de manera que logremos reconocerlas y dejarlas ser tal cual son, favorece a que exista una relación más amable con éstas y evita el juicio o la etiqueta de emociones positivas o negativas. Si logramos simplemente vivir la emoción y reconocerla podremos entender que como seres humanos tenemos de manera natural esas emociones y que por tanto no está ni bien ni mal el sentirlas, sino que simplemente son y se sienten, así es.

Y el tercer paso es vivir en el momento presente. El momento en el que podemos tomar cartas en el asunto es en el momento presente, no sirve de mucho angustiarse por el futuro ni aquejarse del pasado, sino lo útil es ver las cosas en el momento en el que suceden, en el ahora. Si se utiliza la práctica constante del mindfulness desde la observación corporal lograremos en un futuro estar presentes con el dolor, identificar la emoción y mantener una relación distinta con éste, sin resistencia.

 
 
 

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